Acerca de los Planes de Inclusión.

La Ley de Inclusión N° 20.845 exige que cada establecimiento escolar cree planes de apoyo a la inclusión. Esto, para erradicar la discriminación arbitraria de estudiantes que por razones culturales, de clase, de género se encuentran en desventaja al momento de aprender de manera significativa. Para lograr lo anterior el Ministerio de Educación promueve que la inclusión, a través de actividades, se incorpore en el Plan de Mejoramiento Educativo de cada escuela. Sobre Plan de Inclusión, las actividades de HUMANITAS al respecto, conversamos con Rosa Pérez Segovia, psicóloga y Magíster en Psicología Social de la Universidad de La Serena, y Directora Técnica Pedagógica de HUMANITAS.

¿Cuáles son los desafíos que pone al frente la Ley de Inclusión?

No creo que la inclusión no se haya trabajado en los colegios. Hay allí experiencia acumulada. Parto por destacar lo anterior, porque para HUMANITAS dos de los principales desafíos que emergen tienen que ver con esto. El primero, se relaciona con destacar cuáles han sido las acciones que han desarrollado las escuelas al respecto, en el marco de una evaluación que arroje problemas, aciertos y desafíos de las mismas. El segundo, tiene que ver con que una vez desarrollado lo anterior se debe generar un proceso de formación respecto de los temas y aquí –soy enfática- no se trata de capacitaciones que expliquen conceptualmente lo que es la inclusión, la educación para la diversidad o lo que es un enfoque intercultural, sino de formaciones en donde la comunidad escolar reconozca como ella misma es un problema u obstáculo para la inclusión.

Existe un carácter ético pedagógico que demanda atender la diversidad que representan niños y niñas. Desde esa perspectiva no debería haber un problema para la inclusión. ¿A qué apunta cuando habla de reconocernos como un problema para ésta?

El años pasado vimos como la Ola Feminista denunció el acoso sexual en las Universidades, levantando demandas por una educación no sexista. En este sentido, podemos reconocer conceptualmente lo que es una educación no sexista: equiparar participaciones entre hombres y mujeres, visibilizar mujeres en la historia, contar con bibliografía escrita por mujeres, etc. El punto es que esto no resuelve el sexismo que nos habita a todos y a todas y podemos implementar todas esas acciones sin transformar el propio sexismo en el cual se construye la cultura escolar. Por ejemplo, podemos visibilizar mujeres en la historia al mismo tiempo en que se naturaliza e insiste en actividades de gestión de recursos basadas en la elección de una reina. Esto que puede resultar ser un aspecto trivial, devela que no se ha profundizado en las luchas de las mujeres, en las demandas de género, etc. Allí somos un problema, porque no se logran cuestionar las bases que hacen sobrevivir al sexismo, cuestión que se hace más amplia cuando no somos capaces de ver, por ejemplo, que la noción de “mujer” no solo alude a la mujer blanca clase media, joven que aparece en los textos de estudio. Esto a su vez nos conecta con una diversidad que no solo es sexismo, sino que se entrecruza con racismo, con clasismo, homofobia, entre otras.

Esto es complejo y resulta demandante para la comunidad escolar. ¿En este sentido cuáles son las recomendaciones?

Una gran recomendación es que se debe entender que la Ley de Inclusión no propende a crear nuevos instrumentos de planificación. Por el contrario, estimula un esfuerzo de conexión entre los diversos instrumentos. El Plan, como tal, es transversal y por lo mismo se encuentra presente en el PEI, PME, en el Reglamento interno, etc. De allí que el Ministerio de Educación promueva la incorporación de acciones de apoyo a la inclusión en el Plan de Mejoramiento Educativo para incorporarlas en la planificación estratégica de cada comunidad educativa. La idea es que el lenguaje, la práctica inclusiva – bajo los términos de las comunidades- sea parte de todo lo que compone a la escuela. No es un plan aparte, pues aunque elaboremos un documento materialmente distinto, las acciones deben ser transversalmente desarrolladas. Así es que una recomendación es analizar los problemas de inclusión y cómo están siendo abordados o no en los otros instrumentos.

Aun así, esto en la práctica se complica. ¿Qué hace HUMANITAS al respecto?

HUMANITAS, ha venido trabajando con una propuesta compleja, pues a través del debate impulsa que las y los docentes critiquen la misma noción de inclusión. Nos interesa que se observen sus límites y se radicalice la valoración de la diferencia cuando se habla de mejorar los aprendizajes de niños y niñas. Para ello, las prácticas pedagógicas son fundamentales y en este sentido la interpelación de las mismas como fuentes de solución y a la vez de generación de problemas son fundamentales. Lo que HUMANITAS ha venido haciendo, por lo mismo, es un análisis de la inclusión que incorpora la interpelación de las prácticas y construcción de acciones concretas coherentes con las necesidades de la Escuela. Por ejemplo, en el Seminario de Inclusión que desarrollamos, las y los docentes se encontrarán: con voces profesionales expertas en temáticas asociadas a la inclusión. Así, sexismo, racismo, diversidad sexual, necesidades educativas especiales son visitadas desde la experiencia vivida en asociación con lo teórico/profesional. A esto se agrega una mirada particular que las conecta y nos permite observarlas en el cruce, porque nuestros niños y niñas están afectados por opresiones múltiples. No es lo mismo, por ejemplo, ser niño haitiano en Chile, que ser niña haitiana. Así, se finaliza con un encuadre que permite de manera concreta que las y los participantes construyan sus propios planes en coherencia con el PME.